martes, 7 de diciembre de 2010

GEISHAS

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Kagurazaka era el antiguo barrio de geishas y también era llamado el pequeño kyoto dentro de Tokyo

El mundo de las geishas es un universo cerrado en torno al cual se han creado muchos mitos a lo largo de los siglos. Las geishas son acompañantes cuya principal virtud es un dominio de las artes tradicionales. No obstante, a menudo su figura se relaciona con la prostitución, pero ¿es esto cierto?

¿Qué son las geishas?

Las geishas surgieron durante el siglo XVII, aunque fue durante el siglo XVIII cuando su oficio se popularizó, convirtiéndose en acompañantes de la alta clase japonesa. En un principio, las geishas eran hombres vestidos como mujeres, aunque poco a poco fueron las propias mujeres las que comenzaron a ejercer el oficio, desplazando a los hombres.
La vida de una geisha gira en torno a los zashikis o citas con los clientes. En estas citas, las geishas son damas de compañía que entretienen a los presentes con sus artes. Bailan, tocan instrumentos o recitan versos. Sus tarifas las miden de acuerdo al tiempo en que tarda en consumirse una barra de incienso, a la que llaman gyokudai.

Estas citas son una especie de ritos que suelen comenzar con una ceremonia del té, arte en el que las geishas están especialmente entrenadas. Durante el encuentro, las geishas se encargan de entretener a sus clientes y de que estén bien atendidos, sirviéndoles té o sake.

El largo camino para convertirse en geisha

El camino para convertirse en una geisha es largo y la formación comienza desde niña. La primera etapa es el shikomi. Durante esta etapa, las aprendices reciben una formación básica sobre costumbres referentes al mundo de las geishas y sobre disciplina. Deben realizar trabajos domésticos e iniciarse en las artes.
En la segunda etapa, la minarai, son introducidas en la vida social y comienzan a asistir a fiestas y otros eventos. Aprenden además a realizar la ceremonia del té. La última etapa es la más conocida, la de las llamados maiko, en Kyoto, u oshaku en Edo. Durante esta etapa las aprendices están en estrecha relación con una geisha experimentada, quien terminará su formación.
Las geishas sufren además una transformación física a lo largo de su formación y posteriormente durante el ejercicio de la profesión. En este sentido, en las primeras etapas, especialmente durante el maiko, su atuendo y su maquillaje suele ser mucho más elaborado. A medida que cogen experiencia, van prefiriendo la sencillez y sólo se maquillan la cara de blanco en ocasiones especiales.

Durante todo este recorrido, las geishas suelen residir en una okiya, o casa de geishas, que se sitúan en comunidades llamadas hanamachis, o barrios de flores. No obstante, algunas de las más experimentadas deciden vivir en su propia casa y sólo van a la okiya durante el día.
¿Son las geishas prostitutas?

Desde el siglo XVIII, la profesión de las geishas fue asimilada con la de la prostitución de alto standing. Sin embargo, las verdaderas geishas no son prostitutas. El propio origen de las geishas contribuyó a esta confusión. Así, según la leyenda, la primera geisha mujer fue una cortesana llamada Kako, quien se dio cuenta que sus habilidades artísticas eran bien apreciadas por sus clientes. Decidió entonces potenciar estas artes y dejar de ejercer la prostitución.
Las prostitutas han alimentado además la confusión, presentándose como geishas para ganar en glamour y poder cobrar entonces tarifas más caras. Estas prostitutas de alto nivel son conocidas como oiran, aunque ya han desaparecido. Sin embargo, era fácil reconocerlas, ya que ataban su obi o cinturón por la parte delantera, para poder abrirlo más fácilmente, mientras que las geishas lo atan en la espalda.
No obstante, se ha especulado sobre la venta de la virginidad de las geishas, lo que supondría el paso definitivo para pasar de ser maiko a ser una verdadera geisha. Aunque numerosos testimonios dan fe de esta práctica, muchas geishas lo niegan rotundamente.
Por otra parte, es habitual que una geisha escoja un danna, un cliente habitual generalmente rico, que a menudo se convierte en su amante. Aunque a veces estos hombres están casados, es frecuente que la geisha acabe casándose con su danna y fundando una familia. Es una práctica habitual entre la clase alta japonesa.

Las geishas en la actualidad

El número de geishas, a pesar de que conservan todo su misticismo y atracción dentro de la cultura japonesa, se está reduciendo drásticamente. Se calcula que quedan en Japón aproximadamente un millar de geishas.
Kyoto y Tokyo son las ciudades con un mayor número de geishas. No obstante, en Kyoto, una ciudad mucho más pequeña que Tokyo, resultan mucho más visibles. Sus okiyas están principalmente situadas en el barrio de Gyon, aunque Kyoto cuenta con cuatro hanamachis más.Tokyo, por su parte, tiene una veintena.

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